La diosa Atenea se jubila
La página ABC.es de Madrid publicó ayer un informe sobre la vida deportiva y personal de Laure Manaudou, quien con tan sólo 22 años decidió retirarse de la natación.
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La diosa Atenea se jubila
Laure Manaudou se retira de la natación. Hija de emigrantes griegos, Philippe Lucas vislumbró sus aptitudes y la encumbró. Reina del agua hasta 2007, su cuerpo escultural la hizo millonaria. Su penúltimo novio, Luca, la hundió. Vendió fotos íntimas de ella
Ha vivido dentro de una piscina la mayor parte de sus 22 años y dice estar cansada. Ha nadado seis horas diarias desde los doce y ahora se rinde: «Lo dejo». Laure Manaudou (9-10-86, Villeurbanne), la diva del deporte francés, ha generado su penúltima polémica con el anuncio de la jubilación en plena juventud. Es el último largo de una carrera que comenzó con disciplina férrea para acabar en las portadas de las revistas del corazón. Una trayectoria laureada que comenzó a ahogarse poco después de los Mundiales de Melbourne 2007 -el apogeo de su progresión- cuando decidió separarse de su descubridor, el entrenador Philippe Lucas, para marcharse a Turín con un nuevo novio, Luca Marin, un nadador profesional que vive de sus amoríos.
Laure reconoció en el otoño de 2007 que fue su relación con el italiano la que cercenó su ambición de éxito. Esa que Philippe le había inculcado desde niña para triunfar en la vida. Marin la hizo pensar en disfrutar de la vida y olvidar el eterno sufrimiento de los catorce kilómetros diarios en el agua. Un trabajo que el entrenador galo, de disciplina maoísta, había convertido en rutina durante una década para que Manaudou sacara de su cuerpo escultural el poderío latente.
Desde que era una niña, el técnico francés la convenció de que podía ser una excelente nadadora. Ella dejó a sus padres y se puso a las órdenes de Lucas y de un abogado que velaba por sus derechos.
El éxito fue histórico. A los 17 años, «la griega» conquistó el oro en Atenas 2004, en su prueba estelar, los 400 metros. Francia no recibía un oro olímpico en natación desde 1952. Al año siguiente celebró los títulos mundiales de 200 y 400, así como la plusmarca mundial de los 400. En 2006 batió dos veces ese récord. Y en Melbourne 2007 repitió el oro en su distancia.
El gigoló que la hundió
Junto a las brazadas de los metales, «la diosa Atenea» sacaba jugo de su belleza. Las campañas publicitarias la permitían ganar un millón y medio de euros anuales, mientras el deporte reportaba «sólo» docientos mil. Y tras el éxito en Australia, su nueva pareja, Marin, acabó por hundir sus ansias de victoria. Laure se separó de Philippe y comenzó la decadencia.
Primera página de la prensa rosa, aflojó en los entrenamientos. La relación con Marin duró poco y el gigoló, protagonista también de las revistas, vendió fotos eróticas de ella por internet mientras ya era el nuevo Adonis de Federica Pellegrini, estrella de la natación italiana. Fue un golpe bajo para Laure.
Centro de todas las fotos, olvidado el sacrificio que exprimió su talento, Manoudou fracasó en los Juegos de Pekín. Fue octava en los 400 y séptima en los 100 espalda.
En el presente año anunció que no acudiría a los Mundiales con el fin de intentar recuperar el hambre de triunfo. Mientras, vivía con el nadador francés Frederick Bousquet, subcampeón olímpico de 4x100 en Pekín. Hoy está embarazada de él. No desea volver a la competición, sino «disfrutar de la vida» como no la ha hecho durante toda su juventud. Una frase define su sentimiento: «Nunca he podido maquillarme, porque nadaba dos veces al día». Quiere ser una mujer normal.
Por Tomás González-Martín
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La diosa Atenea se jubila
Laure Manaudou se retira de la natación. Hija de emigrantes griegos, Philippe Lucas vislumbró sus aptitudes y la encumbró. Reina del agua hasta 2007, su cuerpo escultural la hizo millonaria. Su penúltimo novio, Luca, la hundió. Vendió fotos íntimas de ella
Ha vivido dentro de una piscina la mayor parte de sus 22 años y dice estar cansada. Ha nadado seis horas diarias desde los doce y ahora se rinde: «Lo dejo». Laure Manaudou (9-10-86, Villeurbanne), la diva del deporte francés, ha generado su penúltima polémica con el anuncio de la jubilación en plena juventud. Es el último largo de una carrera que comenzó con disciplina férrea para acabar en las portadas de las revistas del corazón. Una trayectoria laureada que comenzó a ahogarse poco después de los Mundiales de Melbourne 2007 -el apogeo de su progresión- cuando decidió separarse de su descubridor, el entrenador Philippe Lucas, para marcharse a Turín con un nuevo novio, Luca Marin, un nadador profesional que vive de sus amoríos.
Laure reconoció en el otoño de 2007 que fue su relación con el italiano la que cercenó su ambición de éxito. Esa que Philippe le había inculcado desde niña para triunfar en la vida. Marin la hizo pensar en disfrutar de la vida y olvidar el eterno sufrimiento de los catorce kilómetros diarios en el agua. Un trabajo que el entrenador galo, de disciplina maoísta, había convertido en rutina durante una década para que Manaudou sacara de su cuerpo escultural el poderío latente.
Desde que era una niña, el técnico francés la convenció de que podía ser una excelente nadadora. Ella dejó a sus padres y se puso a las órdenes de Lucas y de un abogado que velaba por sus derechos.
El éxito fue histórico. A los 17 años, «la griega» conquistó el oro en Atenas 2004, en su prueba estelar, los 400 metros. Francia no recibía un oro olímpico en natación desde 1952. Al año siguiente celebró los títulos mundiales de 200 y 400, así como la plusmarca mundial de los 400. En 2006 batió dos veces ese récord. Y en Melbourne 2007 repitió el oro en su distancia.
El gigoló que la hundió
Junto a las brazadas de los metales, «la diosa Atenea» sacaba jugo de su belleza. Las campañas publicitarias la permitían ganar un millón y medio de euros anuales, mientras el deporte reportaba «sólo» docientos mil. Y tras el éxito en Australia, su nueva pareja, Marin, acabó por hundir sus ansias de victoria. Laure se separó de Philippe y comenzó la decadencia.
Primera página de la prensa rosa, aflojó en los entrenamientos. La relación con Marin duró poco y el gigoló, protagonista también de las revistas, vendió fotos eróticas de ella por internet mientras ya era el nuevo Adonis de Federica Pellegrini, estrella de la natación italiana. Fue un golpe bajo para Laure.
Centro de todas las fotos, olvidado el sacrificio que exprimió su talento, Manoudou fracasó en los Juegos de Pekín. Fue octava en los 400 y séptima en los 100 espalda.
En el presente año anunció que no acudiría a los Mundiales con el fin de intentar recuperar el hambre de triunfo. Mientras, vivía con el nadador francés Frederick Bousquet, subcampeón olímpico de 4x100 en Pekín. Hoy está embarazada de él. No desea volver a la competición, sino «disfrutar de la vida» como no la ha hecho durante toda su juventud. Una frase define su sentimiento: «Nunca he podido maquillarme, porque nadaba dos veces al día». Quiere ser una mujer normal.
Por Tomás González-Martín
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